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La norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibéricos cambió y condensó las denominaciones de venta del producto ibérico reduciéndolas de cuatro a tres, eliminando la de “recebo” y manteniendo las “de bellota”, “de cebo de campo” y “de cebo”. El objetivo que se perseguía con la citada norma era aumentar los controles e impedir la confusión del consumidor en cuanto a etiquetado y denominación de producto. El etiquetado debe indicar, además el %

En Villar fabricamos jamones y paletas desde 1960. Y lo hacemos convencidos no solamente de hacer un producto delicioso y de gran tradición gastronómica, sino también de aportar soluciones de alimentación saludable. Promovemos un consumo moderado de 2 o 3 veces a la semana y como complemento de una dieta variada y rica en proteínas, vitaminas y minerales esenciales para el desarrollo del organismo. Además del placer de consumir un alimento exquisito y de calidad, sus principales propiedades nutricionales lo hacen

Uno de los principales objetivos de la normativa que regula la tipificación de los distintos precintos de calidad del cerdo ibérico es contribuir al mantenimiento de la cabaña. Así pretenden asegurar el mantenimiento de la raza y de la propia dehesa, que requiere de un aprovechamiento adecuado para su mantenimiento. El cerdo ibérico es clasificado tras la última reforma de la norma según su pureza de raza y su alimentación y manejo. Partiendo de una madre 100% raza ibérica el porcentaje

Continuamos  nuestro relato, una breve historia del jamón. Durante la dominación árabe, en sus territorios, el cerdo y por tanto los jamones estaban prohibidos, por lo menos durante los primeros años, pero a mediados del siglo X, en pleno apogeo de los Omeyas en Córdoba se permitieron carnicerías, en las que se despachaba cerdo para el consumo de los cristianos. Con la Reconquista comer cerdo se convirtió en un signo, quizás el más significativo, de distinción de los cristianos y a

Repasamos brevemente los logros obtenidos por el hombre en su carrera para avanzar como especie; en concreto la búsqueda de la fórmula que le permitiera conservar la carne en un primer momento y como derivó en el sofisticado arte de la curación de los jamones para la obtención del preciado manjar que hoy en día disfrutamos. Realmente descubriremos que apenas han cambiado los métodos realizados casi en estos últimos 2.000 años